lunes, 30 de abril de 2007

AIAP Asociación Interacción Arte Psicoanálisis


Tiene el agrado de invitarlo a un encuentro
con la escritora Lucila Fevola,
directora de la revista
Tamaño oficio
el sábado 5 de mayo a las 18 horas
La Dama de Bollini.
Pje. Bollini 2281 . CABA
Entrada Libre y gratuita

viernes, 27 de abril de 2007

Jornadas AIAP _ UNTREF 2007 Arte y Psicoanálisis

“Los Trastornos de la Cultura”

Desde siempre en la experiencia humana, el lenguaje y el símbolo están ahí, por ende la cultura también.
La experiencia psicoanalítica hace de ellos su forma y su sujeto.
El arte hace con ellos imágenes y experiencia.
Son soportes del psicoanálisis, el inconciente, su estructura de lenguaje, sus nudos de objeto, su amor al saber y el deseo.
Los soportes del arte hoy se multiplican tomados del hacer cotidiano, de la naturaleza, del organismo, de la técnica, de la ciencia y aún del espacio.
Si la relación psicoanalítica transcurre entre el analizante y analista; si la relación del arte entre artista y espectador, podemos postular para ambos una relación transferencial donde un saber es supuesto al otro.
En ella es el analizante el que da cuenta de los efectos de la interpretación del analista y del mismo modo es el público en la resonancia que le produce la obra quién hace aparecer su efecto estético.
Se trata pues con el psicoanálisis y el arte de dos formas de lazos en la cultura donde también puede irrumpir el malestar.
¿Cómo cernir el malestar de la cultura en la actualidad entrevistando a estos dos actores?.
En lo actual hay algo que excede la obra de arte y las formaciones del inconsciente. Aquello que no se basta a sí mismo apela a la alteridad, si es posible en su carne, despojada de su sombra, proyección de la luz oculta.
El lazo con la vida abandona las formas de la intimidad, para dar a ver eso más íntimo que se transforma así en un extraño real. Cuando ningún objeto queda fuera del objeto de intercambio es el secreto el que se imposibilita.
Del mismo modo, si todo debe presentarse, si nada puede olvidarse, la conservación de lo vivido se desvanece, quedando sólo el trauma del presente, logrando la desaparición accidental del sujeto.
Proponemos pues dialogar con la sombra, lo íntimo, lo secreto, el olvido, como formas poéticas, lazos afectivos de la subjetividad con la vida y antagonistas de los trastornos del espectáculo del mundo.